Desarraigados

El final del trayecto del abuso o consumo prolongado de alcohol siempre es el desarraigo.

La definición de desarraigo es muy cruel: » No tener ningún interés o relación afectiva con el lugar donde vives o el entorno»

Pues ahí es donde acabamos generalmente todos: solos en compañía.

A medida que avanzamos en nuestra relación con la botella vamos alejándonos de las personas que nos quieren y de aquello que nos envuelve y nos acoge. Sustituimos amor o amistad por unas copas más. Cada vez nos vamos encerrando más en nosotros mismos bloqueando todo aquello que nos llega del exterior. Nuestra única preocupación real de nuestra triste existencia … es poder beber y continuar haciéndolo.

No echamos raíces, las arrancamos. Continuamente hacemos cambios de hogar, de compinches, de trabajos, de todo. Tomamos la inestabilidad por bandera porque así lo quiere la botella, así lo manda la necesidad de consumir.

Lo único que pasan son los años, que no la vida. Años de subsistencia, años de conflicto, años de meternos en líos, años de ruido, años de despropósitos.

Somos incapaces de mantener las relaciones y el apego a alguien o a algo porque quien realmente dirige nuestro camino es el propio alcohol.

Y aunque a la sociedad le cueste reconocerlo y quitarse la venda, este patrón de conducta es muy propio de los alcohólicos y cada vez más.

Pienso que no se trata de pasar por la vida, sino de tener la capacidad de saber vivirla con sus momentos buenos y malos. Y desde luego, el alcohol no ayuda a eso sino más bien lo contrario, a anular esa capacidad.

Os dejo el programa de televisión de nuestro canal youtube que emitimos semanalmente en la televisión.

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