Del «no poder beber» al «no querer beber»
Hace casi una década emprendí un nuevo enfoque de abordar el tratamiento y la recuperación alcohólica en Las Ovejas de Mica, sustituyendo la pura abstinencia como pilar de un programa por la extinción del deseo y necesidad de consumir que caracteriza al enfermo alcohólico. Lo que en realidad es relevante y significante en todo este proceso.
Dicho de otra manera más coloquial: Un tratamiento no es para sufrir y «aguantarse», es para disfrutar y volver a vivir.
Actualmente somos muchos que seguimos firmes y fieles, habiendo consolidado esta filosofía de vida, trabajando de este modo.
Todo fue posible a tener muy clara una circunstancia: » La abstinencia es necesaria pero nunca suficiente»
¿De qué nos sirve no poder beber sino somos capaces de disfrutar la vida por haberlo logrado? ¿ No es absurdo estar abstemio físicamente y a la vez continuar con la mente empapada de alcohol?
Este tipo de reflexiones nos condujo a una de las máximas de nuestro programa:
Comenzamos por no poder beber porque hemos enfermado. Sin embargo con trabajo, introspección, autoconocimiento y crecimiento durante el trayecto, acabamos por «no querer beber», comprendiendo nuestra enfermedad y teniendo claro que jamás encontraremos la recompensa y el bienestar dentro de una botella… sino afuera.