De tozudos a tenaces

No hay nada más insoportable que el carácter tozudo que tiene el enfermo alcohólico, que por mucho que se le diga nunca escucha y se empeña y obstina, cayendo en la extrema terquedad propia de esa tozudez, en hacerlo todo a contra corriente.

Suelo empeñar otros «apellidos» para nosotros los enfermos pero hoy me he querido recrear en este.

Esta tozudez y cabezonería nos convierte en unos personajes muy complicados de tratar y más de ayudar. Siempre creemos que lo sabemos todo, que lo controlamos todo, que no necesitamos ayuda, y que nosotros solos sabremos salir de ese submundo que nos vamos introduciendo a medida que nos adentramos en el consumo y quedamos atrapados en él.

El polo opuesto viene con la recuperación. Recuperación entendida como aceptación y reconocimiento de la propia enfermedad, asimilación y reacción para dejar de ser esa marioneta movida por los hilos del alcohol.

Ese polo es la tenacidad. Tenacidad entendida como fuerza, perseverancia, constancia, esfuerzo, sacrificio y lucha para hacer siempre mejor las cosas y superarse como persona.

Este post se lo quiero dedicar a Pep Vidal que ayer dio una lección de tenacidad perdiendo su día libre para encontrar a un perro que se había perdido. Y la canción, ya que estoy dedicando cosa que no suelo hacer, a mi amigo Nando Ruiz que siempre está ahí, apoyándonos y remando para que las Ovejas salgan adelante.

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