Cuando ya se nos acaban las excusas …

Negar la evidencia.

Intentar seguir disimulando y aparentando nuestro estado de enfermo alcohólico, a pesar que las conductas, los comportamientos y la actitud delatan todo lo contrario.

Esa negación, esa insistencia en no querer reconocer aceptarlo, esa tremenda resistencia, oposición a lo obvio y evidente, rechazo o enfado cuando se nos sugiere o se nos dice directamente, esa prepotencia y falsa autosuficiencia de creer que nosotros seremos capaces de solucionarlo por nuestra cuenta, ese engaño continuo y vivir permanentemente en la mentira … ¡Qué tortura, madre mía!

Todavía recuerdo con claridad y tengo muy presente cuando actuaba de este modo. El sufrimiento, el vacío, la angustia, la ansiedad día sí y día también por dedicar 25 horas al día a engañar a todos y especialmente a mi mismo.

El patrón siempre es el mismo: se empieza con cuatro mentiras y excusas y se va capeando el temporal durante unos años. Así logramos que el monstruo de la enfermedad vaya creciendo y aumentando despertando una necesidad y deseo imperioso cada vez más grande de consumir. Las excusas y argumentos van empobreciéndose o perdiendo credibilidad y poco a poco se nos agotan los recursos.

Lo primero que vamos perdiendo es la confianza de los demás, el que nos tomen en serio, la ayuda y predisposición que hubo en un principio porque hemos agotado la paciencia de aquellos que nos la ofrecieron, Vamos dando paso a un aislamiento voluntario (nos apartamos para beber y evitar los comentarios y reproches de los que nos quieren) y buscamos compinches, cómplices, y camaradas donde el estar consumiendo, aunque sea a lo bestia e indiscriminadamente, pase desapercibido o no sea cuestionado porque ellos también lo hacen.

Al final, cuando ya se nos acaban las excusas … ya no importa que nos planteemos si tenemos o no un problema de alcohol porque ya lo sabemos de sobra. Todo queda en nuestras manos y depende nosotros.

Cuando sucede eso, sólo tenemos dos opciones posibles: Elegir beber o vivir. Todo lo demás, pues eso: siguen siendo excusas de alcohólico. Ese extremo de reducir las posibilidades y alternativas a esas dos exclusivas opciones es el verdadero alcoholismo y la sensación tan «del alma» de estar harto de estar harto.

2 Comments

  1. Mica Cañellas en Facebook el 22 julio, 2016 a las 6:30 am

    Al principio de mi enfermedad, era tan convincente, manipulador y embaucador, que parecía que todo me iba mal por culpa de circunstancias externas.Leer más ..

  2. Enrique Román Martinez en Facebook el 22 julio, 2016 a las 2:42 pm

    Buenas tardes, la verdad es esa, la constante mentira y negación de nuestra enfermedad, ¿que yo estoy enfermo?
    Vamos anda, lo que pasa es que la tenéis tomada conmigo, la culpa es vuestra.Leer más ..

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