Cuándo «de vez en cuando» significa «casi siempre».
La tendencia con el consumo, cara a la galería, es la de minimizar. Nos da igual que sepan que bebamos pero no nos gusta que sepan cuánto, cómo, y con qué frecuencia.
Un bebedor «normal» ( una persona que bebe alcohol sin consecuencias por ello y lo hace de una forma ociosa y placentera) no necesita dar explicaciones de su consumo porque no está haciendo nada fuera de lugar.
Beber es legal, es social, está permitido y … hasta compartido en las interacciones sociales.
El problema surge cuando el beber ya no es beber, sino abusar, excederse, perder el control, depender, necesitar … Aquí ya no hablamos de consumo, sino más bien de riesgo o enfermedad.
Ayer hablaba en este blog de mentir. Hoy lo hago de ocultar.
Cuando se oculta, se disimula, se aparenta control y dominio sobre la situación, … algo comienza a ir mal.
Respecto al encabezamiento, muchas personas se justifican al ser preguntadas sobre su consumo y «relación» con el alcohol con un «bebo de vez en cuando, lo normal, cuando salgo o alguna vez especial». Si así fuere, no supone ningún riesgo. El problema aparece cuando eso que se expresa no concuerda con la realidad y esa forma de decir que tiene de beber es falsa o mentira y resulta que consume casi siempre pero necesita negarlo para no ser cuestionado.
Beber mucho, con frecuencia, con trayectoria prolongada, con episodios de abuso, excesos varios, pérdidas de control y situaciones más graves como lagunas mentales, intoxicaciones agudas, y padecer consecuencias físicas o psico-sociales, … no es beber; es necesitarlo.
Y la necesidad, en el consumo de alcohol, significa enfermedad.