Cuando un simple «voy a dar una vuelta» se convierte en un infierno.

Los alcohólicos solo vemos de frente porque miramos con anteojeras (como los caballos para no poder ver lateralmente). Nunca vemos más allá de donde queremos ver;donde está la botella.

Anunciar un «Voy a salir o dar una vuelta» es disparar todas las alarmas y crear una reacción fisiológica a todas las personas de nuestro alrededor que conviven con nosotros y ya nos conocen de sobra. Una reacción que se traduce inmediatamente en malestar, ansiedad, preocupación extrema, inquietud, y un sinvivir.

Los enfermos alcojólicos no damos vueltas, vamos directos a beber. En primer lugar para meternos la dosis y posteriormente cuando ya nos hemos estabilizado para colocarnos y alcanzar en la medida que nos sea posible el máximo efecto de embriaguez que siempre andamos buscando.

Nuestras «vueltas, rondas, o paseos» más bien son pesadillas para los demás.

Cuando alguien es bebedor de alcohol pero lleva un orden y una moderación estable en su consumo, no genera esa ansiedad en los demás. Si dice que va a dar una vuelta o despejarse, le creemos. En cambio nosotros, los que hemos enfermado, por nuestra actitud y trayectoria, ya hemos demostrado infinidad de veces que esas «vueltas o garbeos» muchas veces han acabado con una llamada de la policía, un accidente de tráfico, una pelea o cualquier tipo de violencia en general, un estado de desorientación en el que nos han tenido que venir a recoger porque éramos incapaces de regresar solos, un coma etílico, o cualquier en situación desagradable en general.

No es simplemente que no confíen en nosotros, es que ni siquiera dudan. Por la experiencia, ya se «ahorran» el preocuparse después según como lleguemos y se anticipan haciéndolo antes porque saben sobradamente cual, más o menos, va a ser el resultado de esa ronda.

Estas historias se convierten en interminables, en el cuento de nunca acabar. Agotan, desgastan, …destrozan. Después, si alguien con problemas de alcoholismo se siente traicionado o defraudado porque se le ha negado el cariño o la ayuda … que no se lamente y piense un poco (si es que le queda algo de lucidez y sobriedad) en todos esos comportamientos durante años y años que siempre acabaron con el mismo resultado: mal.