«… cuando le digo algo, enseguida se enfada»

 

Este es la primera regla de las infinitas técnicas del «buen» alcohólico.¡ Cabrearse!

Ante cualquier reproche, amenaza, recriminación, o advertencia, hacerse el ofendido y enfadarse, y si es posible, intentar que encima sean los familiares los que se sientan culpables.

Los familiares acaban hartos y cansados de buenas maneras, de formas, de todo. Siempre acaban perjudicados en todos esos buenos intentos.

Los alcohólicos reaccionamos de este modo precisamente para eso: Para que se cansen de insistir y nos dejen en paz, a nuestro aire y podamos hacer lo que nos venga en gana.

En este tipo de enfrentamientos hay que tener una cosa muy clara: Es la actitud de una persona sensata contra la de una intoxicada y manipuladora, por lo tanto, para ésta última, le será más fácil y cómodo romper el diálogo que afrontarlo.

No nos interesa que nos digan la verdad que no queremos saber. Sólo queremos escuchar lo que queremos oír.

Nuestro gran sentido de la manipulación nos hace desarrollar nuestras propias «armas». Entre ellas, por supuesto, atacar como mejor defensa.

Comprendo cualquier planteamiento de un familiar que le cree una inmensa impotencia cuando intenta ayudar a un alcohólico porque eso es lo más complicado del mundo. Normalmente son intentos desesperados sin ningún éxito.

Siempre procuro ponerme en ambas partes, la del familiar y la del enfermo, para que quien vaya leyendo, pueda comprender mejor nuestros «métodos» mezquinos y ruines con y para quien desea ayudarnos. Sé que tal vez no proporcione una solución, pero al menos, sabiendo cómo piensa el alcohólico, se tendrá una ligera ventaja para planificar cualquier tipo de estrategia diferente.[youtube]https://youtu.be/MSoc0WZuc_Q[/youtube]