Control
El mayor error que existe para que muchas personas enfermas de alcoholismo o en camino hacia ello, es intentar una, otra, y otra, y otra, y otra, … intentar controlar lo que ya no se puede.
Se quiere, se desea, se intenta, pero al final acabamos como siempre:¡Mal!
La pérdida de capacidad de control sobre los consumos es la peor de las peores consecuencias de esta enfermedad. Ya no hablamos de dependencia, ya no hablamos de tolerancia al alcohol y de aguante, ya no hablamos de frecuencias con un consumo habitual y prolongado, hablamos de algo muy serio y enfermizo a la vez, como es perder el control cada vez que se bebe o la mayoría de veces.
Esa pérdida de control es un síntoma evidente de alcoholismo.
Cuando nos sucede esto, no se trata de “saber” porque la necesidad que tenemos tan fuerte de consumir lo convierte en un “no poder”. Por lo cual, una vez llegado a este límite o haberlo cruzado, ya no hay intentos que valga sino sólo y exclusivamente el tratamiento.