Consecuencias
El mayor logro es el paso más difícil de dar y el que menos esfuerzo implica: Reconocerse enfermo.
Una vez conseguido ese paso de gigante, los protocolos de intervención, la derivación, la asistencia y ayuda, son lo más fácil de conseguir.
Si ustedes le preguntaran a un enfermo alcohólico o por otro consumo si se considera como tal o más bien un bebedor o consumidor social, de cada mil, mil y uno dirían lo último.
Nadie quiere ser enfermo. Todos queremos ser bebedores, etc.. con algún apellido.
Llevo casi una década trabajando y relacionándome con enfermos alcohólicos o por drogadicción y todos, jamás nos hemos presentado a pedir ayuda auto diagnosticándonos como enfermos. Más bien todo lo contrario, minimizando al máximo las consecuencias por muy graves que sean, aludiendo a un pequeño problema con el consumo.
El abuso fue, es, y siempre será la mecha o el detonante hacia el explosivo. Cualquier persona con conflictos personales, familiares, sociales, jurídicos, económicos, de autoestima en general o inconformismo que utilice el consumo como escape o medio para huir, está sin saberlo, encendiendo esa mecha que disparará a graves consecuencias si no se consume con prudencia y conciencia. Simplemente, si somos bebedores o consumidores de otras substancias, tengamos conciencia de qué tenemos entre nuestras manos y no juguemos con el riesgo
Si al consumir se pierde el control y ocurre varias veces, no es un problema de alcohol o drogas, es estar enfermo. Al igual que alguien que no suele consumir mucho pero cuando lo hace le potencia conductas o emociones negativas: agresividad, depresión, tristeza, melancolía, … ¡mal síntoma!
Lo que nos debe preocupar del consumo de alcohol u otras substancias y su posible enfermedad, deben ser las consecuencias. Y éstas no tienen por qué ser las de siempre, ya sean accidentes, escándalos y demás. Sino que existen muchas otras más.
Visualiza el vídeo pinchando en el enlace o imagen