Complicidad alcohólica

La complicidad es fundamental para sobrevivir en un mundo alcohólico. De hecho, al enfermar empiezas a deshacerte o alejarte de tus amigos para relacionarte con compinches que puedan actuar con complicidad.

La trama, la mentira, la manipulación y el engaño, están al orden del día en la conducta de cualquier enfermo. ¿Quién mejor que un cómplice para entendernos, cubrir nuestros chanchullos, reír nuestras gracias, o seguir nuestros trapicheos?

Necesitas gente que haga lo mismo que tú y no te sientas tan mal por ello (beber grandes cantidades, con frecuencia, pasar tiempo consumiendo, etc.). Estos «camaradas» te cubren las espaldas en las mentiras, te sirven de coartada en tus excusas.

Guiños, gestos, miradas de complicidad, tramas y conspiraciones … Utilizamos un lenguaje muy propio entre nosotros de tanto compartir horas de consumo. Existe un entendimiento y una afinidad forjado en el beber juntos que hace que parece que incluso exista una gran amistad, pero detrás de todo ese juego alcohólico, la realidad es que esta «amistad» se sostiene por las copas y la botella. Detrás de ellas … no existe nada más.

Podemos llamarlos amigos de barra, de alterne, de desventuras,etc. pero de amigos no hay nada: Cuando desaparece el alcohol o el dinero para tomarlo, desaparecen ellos.

La complicidad alcohólica es artificial. No existe un interés común que no sea el consumir. A los cómplices no les interesa en realidad tu estado, tus verdaderas emociones, tus preocupaciones, ni nada de tu vida que vaya más allá de la barra.

Presumimos de ellos e incluso insinuamos a los que de verdad nos quieren y nos arropan que los únicos que de verdad nos entienden y nos ayudan son nuestros cómplices, pero a la hora de la verdad, todo es una mentira y trampa más del alcohol.

 

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