Callar por miedo
Hablar de alcoholismo generalizando, es relativamente fácil. Lo complejo es hablar de las «verdaderas miserias» del submundo del consumo: Todo aquello que todo el mundo sabe,imagina, o intuye pero no se atreven a decir o si lo hacen, es con la voz baja y pequeña.
Existe una gran facilidad para opinar gratuitamente … cuando no sucede en nuestra casa.
El miedo: Miedo, pánico, terror,…
Muchos familiares se sienten sometidos a esa voz déspota, cruel, venenosa, insultante y ofensiva, agresiva en muchas ocasiones, que habla a través de la botella.
Los continuos reproches y recriminaciones, los toques de atención, las advertencias, … desembocan en un distanciamiento y conflicto perpetuo.
El «bueno y valiente» se convierte en el malo, el indeseable, el contrario, al que hay que evitar porque es el único que no tiene miedo y se atreve a decirnos las verdades a la cara.
Los demás, los muchos miembros que son sometidos a esa autoridad que impone la enfermedad mediante las discusiones, los gritos, los insultos, las amenazas y desafíos, hace que muchas veces lo dejen estar y callen por no sufrir más. En otras ocasiones, este maltrato por parte del enfermo crea un miedo atroz al resto.
¿Hablar gratuitamente? Sí, ese hablar sin tener ni puta idea de lo que en realidad está sucediendo alrededor de esa enfermedad. Comentarios muy bravucones y fanfarrones dando la solución y consejos a los demás sin haber vivido la situación. Comentarios del estilo: » Yo le ponía las maletas en la calle, pues yo lo denunciaba, yo le cortaba el grifo, yo le dejaba que tocara fondo, yo le quitaba el vicio de una paliza, la culpa de que esté así es porque su familia se lo permite porque si se tratara de mi familiar…»
Todo el mundo sabe, todo el mundo tiene un remedio o una solución, todo el mundo da su opinión, todo el mundo habla con facilidad y frivolidad,… pero amigos, cuando la situación se vive en la propia casa y no en la de los demás, la cosa ya no es tan simple y sencilla. Cuando los gritos, a veces los golpes, cuando el destroce de mobiliario, los comentarios agresivos, los chantajes emocionales, las culpas, etc recaen sobre uno, todo se ve diferente. ¡Os lo aseguro!
Seamos humildes con esta enfermedad, y antes de juzgar … pensemos que el miedo …también «juega».
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