Cada alcohólico es distinto pero la enfermedad es la misma

«No soy más o menos alcohólico, lo soy o no lo soy. Lo mismo que una mujer embarazada (valga el símil),no está «medio» embarazada.Lo está o no lo está.»

 

La tendencia a clasificar o catalogar esta enfermedad por,precisamente lo que no debería hacerse nunca,la forma de beber,la cantidad que se consume,el tipo de bebida o la frecuencia con que se bebe,hace que exista una gran confusión general.

Si tuviéramos que valorar algo concreto para diagnosticar la enfermedad,antes que las maneras deberían ser las conductas y por supuesto las consecuencias.

Para «desliar» un poco este embrollo y atajar,no hay que preguntarse sí soy alcohólico,sino si por beber padezco y hago padecer a los demás las consecuencias de mi consumo.

Empezando por consecuencias,aclarar que estas no son exclusivamente físicas y directas (tengo mal el hígado y sólo soy yo el perjudicado),sino considerar las psíco-emocionales y sociales (por beber he perdido la autoestima,estoy todo el día inestable e irritable,me mantengo cabreado con el mundo,cada vez me aíslo más,voy aumentando mis problemas tanto en la familia,el trabajo como con las amistades,etc.) y directas como las indirectas (los efectos colaterales)

Por otra parte,volviendo al enunciado,hablar de conductas y comportamientos por culpa del consumo de alcohol (sea esporádico o a diario,en exceso o empapándose lentamente,con episodios ocasionales de abuso o alcoholizado,etc) insistir que da igual la forma que se beba,la frecuencia,la cantidad,o que tipo de bebida,porque al final el patrón de conducta si hemos enfermado,será el mismo:mentiras,películas,chanchullos,manipulaciones,chantajes emocionales,maltratos físicos o psicológicos,y una larga lista que casi me da hasta pereza mencionar.

«Cada enfermo es distinto pero la enfermedad es la misma»

 

 

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