Apelar a la firmeza

Esto no es cómo empieza, sino cómo termina

Si hemos decidido emprender una recuperación alcohólica y abandonar el submundo denigrante y esperpéntico del alcohol, primeramente debemos aprender a dejarnos ayudar y a saber confiar en los demás.

Nadie ha dicho que vaya a ser fácil. La rehabilitación y recuperación son muy largas: Los minutos pueden convertirse en horas, las horas en días, y los días en meses …

Vamos a comenzar una dura guerra contra la necesidad imperiosa de consumir y tendremos que librar muchas batallas durísimas de lidiar.

Hay que armarse muy bien. Armarse de paciencia, constancia, humildad, honestidad, aceptación, y especialmente perseverancia para soportar todas esas adversidades si queremos vencer.

Pero todo eso no servirá de nada si no nos mantenemos firmes. La firmeza es la verdadera fuerza para salir del infierno del alcohol.

Tal vez en un principio las batallas se limiten a luchar contra la mera abstinencia y cambiar lo de siempre, pero con el tiempo y siguiendo bien el proceso, nuestra mente se «secará» y deberemos aprender a ver el mundo sin anestesia, a sentir y saborear la realidad, afrontar nuestros temores, y a gestionar muy bien las emociones, el tiempo, las sensaciones nuevas que experimentaremos, y un sinfín de circunstancias nuevas.

Con firmeza … ¡Lo lograremos!

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