Alcoholismo
En infinidad de ocasiones he escuchado expresiones que me aterran como: “Ya se arreglará …, ahora es porque está pasando una mala etapa, con el tiempo se le irá …” cuando hablan de graves problemas de alcohol.
Lo qué me da realmente lástima que quién las dice no son los propios enfermos, sino sus familiares. Eso significa que éstos han sido manipulados y a base de muchas excusas y falsas promesas o justificaciones absurdas por parte del alcohólico, han acabado por (o han querido) creérselas.
Nada se arregla por sí solo sino hay una activación y una acción. Un problema por mucho que se lo minimice, sigue siendo un problema.
Pero el alcoholismo no es un problema; es una enfermedad.
El tiempo, la permisividad, la falsa expectativa de un cambio milagroso de repente, las esperanzas en sí, … por mucho que duelan, no curan la enfermedad.
Cerrar los ojos, mirar hacia otra parte, hacer el avestruz … ¡No funciona!
La enfermedad tiene tratamiento y recuperación. Existen recursos: grandes profesionales y especialistas, centros, y asociaciones.
La verdadera labor de los que lo viven desde afuera, por muy cruel y dura que sea, no es desesperar y abandonar o por el contrario, como estoy comentando en esta reflexión, dejar que pase el tiempo. La verdadera labor es estar ahí, siempre al lado aunque sea desde la distancia, y esperar el momento en que el enfermo “está harto de estar harto” para empujarlo a la recuperación.
las palabras son fáciles de pronunciar ( en este caso de escribir) pero sé que muchas veces, la impotencia y frustración de la familia es tan grande … que se rinden.
No les juzgo, les comprendo. Pero mi obligación moral es ser positivo, optimista y pensar, basándome en mi experiencia, que muchas veces la clave de la recuperación está o viene cuando menos nos lo esperamos.