El alcoholismo es una enfermedad muy curiosa: No parece importante hasta que sucede en tu casa.

Independientemente de que existan unos factores biológicos y una predisposición genética a que unos enfermen con más facilidad que otros, al fin y al cabo es una enfermedad «adquirida» por los factores internos psicológicos en combinación con los factores externos ambientales.

No todo bebedor de alcohol será alcohólico pero sí todo alcohólico necesariamente será bebedor.

Nadie está fuera del bombo. Todos los que consumimos «compramos papeletas».

Algunos beberán alcohol y lo controlarán mediante un consumo responsable toda su vida.

Otros harán lo mismo pero abusarán durante una etapa pasajera propia de su desarrollo evolutivo para acabar siendo una mera anécdota temporal y retomarán la senda de la moderación.

Sin embargo, otros muchos, beberán como si no pasara nada con riesgo y algunos episodios de abuso o excesos durante toda su vida hasta el punto de «incluirlo» en su cultura y forma de vida convirtiendo y normalizándolo hasta que un desencadenante, un detonante, … una chispa encienda la mecha y les haga enfermar.

Siempre he defendido que el alcoholismo no es una enfermedad individual, sino colectiva y social (colectiva porque cada vez que alguien enferma, caen muchos detrás de él. Social porque la misma sociedad fomenta el consumo), y cuando el qué enferma está en nuestra casa, de repente se cambia radicalmente de perspectiva y comienza a preocuparse.

Somos una sociedad muy cínica e hipócrita. Miramos siempre hacia otro lado y buscamos preocupaciones y guerras que ni nos van ni nos vienen porque no tenemos cojones de ver la realidad tal como es.

Mi pregunta/reflexión es la siguiente:

¿Acaso pensáis que a una madre, padre, pareja,hermana, hijo, o persona con un fuerte lazo o vínculo afectivo que tiene a un enfermo en casa y que se siente desesperad@, frustrad@, impotente porque no sabe cómo actuar, le preocupan otras cuestiones como la política, el dinero, los ideales o religiones,etc antes que la salud de su ser querido?

¡Todo es una mentira, una trampa. Nos han manipulado y nos han metido el alcohol como algo normal, tradicional y cultural sin avisar de las posibles consecuencias y riesgos de su dependencia o abuso!

Lo siento: No comulgo con ruedas de molino. Cada cuál que saque sus propias conclusiones.

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