Aceptar

Hay que ser muy honestos consigo mismos si realmente queremos salir de este infierno. Podemos hablar siempre de conductas, de comportamientos, de tipos, formas y maneras de beber, de cantidades y frecuencias, de consecuencias, de lo que queramos hablar, pero si no somos capaces de reconocer cómo es realmente nuestra vida y no como creemos que es, será muy complicado recuperarse de esta enfermedad.

Pues eso es lo que significa: el gran problema del alcoholismo no está en dejar de beber sino en que el enfermo acepte dejarse ayudar. Para ello debe reconocer su enfermedad.
Muchas veces en terapia, comento esta paradoja: a uno le duele un ojo o tiene problemas de visión y corre al oftalmólogo. O se rompe una pierna y va enseguida al traumatólogo. Entonces, ese especialista lo evalúa, diagnostica y le ofrece un tratamiento. Por último, el paciente hace lo que le dicen.
Sin embargo, cuando se trata de un alcohólico, aunque se encuentre muy mal y le digan que posiblemente sea por el consumo, éste jamás lo creerá y lo atribuirá a otras causas desobedeciendo cualquier indicación recetada.

Para los que somos enfermos alcohólicos el mejor regalo que nos pueden dejar esta noche es una carta con instrucciones para mañana al despertar: dirigirnos a un médico de cabecera o a algún profesional cualificado, reconocerle la enfermedad e ir en busca de ayuda a una asociación para ponerse en tratamiento.

Sigue el vídeo pinchando en el enlace o imagen

https://youtu.be/LCZ5fg2E9cM

 

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