Acabar con la incertidumbre

Creo que lo peor de la enfermedad del alcoholismo es no saber que la padecemos.

La incertidumbre nos puede torturar hasta agonizar.

Una incertidumbre propia y por parte de los que nos quieren.

La incertidumbre se «no saber qué es lo que nos pasa» cuando lo que nos pasa es evidente, hace que busquemos culpables constantemente fuera de nosotros y sólo nos incrementa la angustia y frustración.

Nos pasamos el día constantemente con negociaciones internas que acaban por convertirse en pensamientos obsesivos e intrusivos: » ¿ Me estaré volviendo loco? ¿Por qué no sé beber como los demás? ¿Cada vez que salgo a tomar algo y disfrutar tengo que perder el control? …»

Siempre he comentado lo mismo y pienso seguir haciéndolo: Al decirme que era alcohólico pude descansar y sentirme aliviado. No es que estuviera loco de alegría, pero al menos por fin supe qué era lo que me estaba pasando y hundiendo, destrozando y arruinando hasta convertir mi vida en una vida miserable.

Respecto hacia los demás, más de lo mismo: Se obstinan en que corrijamos «una enfermedad», en que cambiemos, en que aprendamos, … y una enfermedad no se corrige, se trata.

Cuando uno consigue matar la incertidumbre, tened bien por seguro que acaba por reaccionar. Para bien o para mal pero al menos se reacciona.

Me veo obligado a despedirme con la frase que más me ha servido de reforzamiento positivo a lo largo de estos casi 10 años:

» Prefiero ser alcohólico que imbécil. El alcoholismo tiene tratamiento, la imbecilidad no.»

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.